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sábado, 23 de junio de 2012

Aladino y la lámpara maravillosa - Nota XIV - Final - Las mil y una noches

Viene de "Aladino y la lámpara maravillosa - Nota XIII"



En la 772a noche

Ella dijo:
"... Vengo, pues, a suplicarte que me permitas mandar a venir al palacio a una santa vieja llamada Fatmah, que ha llegado a nuestra ciudad hace unos días, y a quien todo el mundo venera por las curaciones y los alivios que proporciona, y por la fecundidad que otorga a las mujeres sólo con la imposición de sus manos". Y Aladino que no quería contrariar a su esposa Badrú'l-Budur, no puso ninguna dificultad para acceder a su deseo, y dio orden a cuatro eunucos de que fueran en busca de la vieja santa y la llevaran al palacio. Y los eunucos ejecutaron la orden y no tardaron en regresar con la santa vieja que iba con el rostro cubierto por un velo muy espeso, y con el cuello rodeado por un inmenso rosario de tres vueltas que le bajaba hasta la cintura. Y llevaba en la mano un gran báculo sobre el cual apoyaba su marcha vacilante por la edad y las prácticas piadosas. Y en cuanto la vio la princesa salió vivamente a su encuentro y le besó la mano con fervor y le pidió su bendición. Y la santa vieja, con acento muy digno, invocó para ella las bendiciones de Alá y sus gracias, y pronunció en su favor una larga plegaria con el fin de pedir a Alá que prolongase y aumentase en ella la prosperidad y la dicha y satisfaciese sus menores deseos. Y Badrú'l-Budur le rogó que se sentara en el sitio de honor en el diván, y le dijo: "Oh santa de Alá, te agradezco tus buenas intenciones y tus plegarias. Y como sé que Alá no ha de negarte nada de lo que pidas, espero de su bondad, por intercesión tuya, lo que es más ferviente anhelo de mi alma". Y la santa contestó: "Yo soy la más humilde de las criaturas de Alá; pero Él es el Omnipotente, el Excelente. Oh mi señora Badrú'l-Budur, no tengas miedo pues de formular lo que anhele tu alma". Y Badrú'l-Budur se puso muy colorada, y bajó la voz, y con acento muy ardiente dijo: "Oh santa de Alá, deseo de la generosidad de Alá tener un hijo. Dime que tengo que hacer para eso, y qué beneficios y qué buenas acciones habré de llevar a cabo para merecer semejante favor. ¡Habla! Estoy dispuesta a todo para obtener ese bien, que lo estimo en más que mi propia vida. Y para mostrarte mi gratitud, yo te daré, en cambio, cuanto puedas anhelar y desear, no para ti, que ya sé, oh madre de todos nosotros, que te hallas al abrigo de las necesidades de las criaturas débiles, sino para alivio de los infortunados y de los pobres de Alá"

Al oír estas palabras de la princesa Badrú'l-Budur, los ojos de la santa, que hasta entonces habían permanecido bajos, se abrieron y se iluminaron tras el velo con un brillo extraordinario, e irradió su rostro cuando si tuviese fuego dentro, y todas sus facciones expresaron el sentimiento de un éxtasis de júbilo. Y miró a la princesa un momento sin pronunciar ni una palabra; luego tendió los brazos hacia ella, y le hizo en la cabeza la imposición de las manos, moviendo los labios como si rezase una plegaria entre dientes, y acabó por decirle: "Oh hija mía, oh mi señora Badrú'l-Budur, los santos de Alá acaban de dictarme el medio infalible de que debes valerte para ver habitar en tus entrañas la fecundidad. Pero oh hija mía, entiendo que ese medio es muy difícil, si no imposible, de emplear, porque se necesita un poder sobrehumano para realizar los actos de fuerza y valor que reclama". Y al oír esas palabras, la princesa Badrú'l-Budur no pudo reprimir más su emoción, y se arrojó a los pies de la santa rodeándole las rodillas con sus brazos y le dijo: "Oh madre nuestra, por favor, indícame ese medio, sea cual sea, pues nada resulta imposible de realizar para mi esposo bienamado, el emir Aladino. Ah, habla o a tus pies moriré de deseo reconcentrado". Entonces la santa levantó un dedo en el aire, y dijo: "Hija mía, para que la fecundidad penetre en ti, es necesario que cuelgues en la bóveda de cristal de esta sala, un huevo del pájaro rokh, que habita en la cima más alta del monte Cáucaso. Y la contemplación de ese huevo, que mirarás todo el tiempo que puedas días y días, modificará tu naturaleza íntima y renovará el fondo inerte de tu maternidad. Y eso es lo que tenía que decirte, hija mía. Y Badrú'l-Budur exclamó: "Oh madre nuestra, por mi vida que no sé cuál es el pájaro rokh ni jamás vi huevos suyos, pero no dudo de que Aladino podrá al instante procurarme uno de esos huevos fecundantes, aunque el nido de esa ave esté en la cima más alta del monte Cáucaso". Luego quiso retener a la santa, que se levantaba ya para marcharse pero ésta le dijo: "No, hija mía, déjame ahora marcharme a aliviar otros infortunios y dolores más grandes todavía que los tuyos. Pero mañana, ¡inschalah!, yo misma vendré a visitarte y a saber noticias tuyas, que son preciosas para mi". Y no obstante todos los esfuerzos y ruegos de Badrú'l-Budur, que llena de gratitud quería hacerle don de varios collares y otras joyas de valor inestimable, no quiso detenerse un momento más en el palacio, y se fue como había ido, rehusando todos los regalos.

Algunos momentos después de partir la santa, Aladino fue al lado de su esposa y la besó tiernamente, como lo hacía siempre que se ausentaba, aunque fuese por un instante; pero le pareció que tenía ella un aspecto muy distraído y preocupado; y le preguntó la causa con mucha ansiedad ...

En este momento de su narración, Scheherazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.

En la 773a noche 

Ella dijo:
"... Pero le pareció que tenía ella un aspecto muy distraído y preocupado; y le preguntó la causa con mucha ansiedad. Entonces le dijo Sett Badrú'l-Budur, sin tomar aliento: "Seguramente moriré si no tengo lo más pronto posible un huevo del pájaro rokh que habita en la cima más alta del monte Cáucaso". Y al oír estas palabras, Aladino se echo a reír, y dijo: "Oh mi señora, por Alá, si no se trata más que de obtener ese huevo para impedir que mueras, refresca tus ojos. Pero para que yo lo sepa, dime solamente qué piensas hacer con el huevo de ese pájaro". Y Badrú'l-Budur contestó: "Es la santa vieja quien acaba de prescribirme que lo mire, como remedio soberanamente eficaz contra la esterilidad de la mujer. Y quiero tenerlo para colgarlo del centro de la bóveda de crsital de la sala de noventa y nueve ventanas". Y Aladino contestó: "Por encima de mi cabeza y de mis ojos, oh mi señora Badrú'l-Budur, al instante tendrás ese huevo de rokh".

Al punto dejó a su esposa y fue a encerrarse en su aposento. Y se sacó del pecho la lámpara maravillosa que llevaba siempre consigo desde el terrible peligro que hubo de correr por culpa de su negligencia, y la frotó. Y en ese mismo momento pareció el efrit de la lámpara, pronto para ejecutar sus órdenes. Y Aladino le dijo: "Oh excelente efrit, que me obedece merced de las virtudes de la lámpara que sirves. Te pido que al instante me traigas, para colgarlo del centro de la bóveda de cristal, un huevo del gigantesco pájaro rokh, que habita en la cima más alta del monte Cáucaso".

Apenas Aladino había pronunciado estas palabras, el efrit se convulsionó de manera espantosa, y le llamearon los ojos y lanzó ante Aladino un grito tan amedrentador que se conmovió el palacio en sus cimientos, y como una piedra disparada con honda, Aladino fue proyectado contra el muro de la sala de un modo tan violento que por poco entra su longitud en su anchura. Y le gritó el efrit con su voz poderosa de trueno: "¿Cómo te atreves a pedirme eso, miserable adamita? ¡Oh el más ingrato entre las gentes de baja condición! He aquí que ahora, no obstante los servicios que te presté con todo el oído y con toda la obediencia, tienes la osadía de ordenarme que vaya a buscar al hijo del rokh, mi amo supremo, para colgarle en la bóveda de tu palacio. ¿Ignoras, insensato, que yo y la lámpara y todos los genni servidores de la lámpara, somos esclavos del gran rokh, padre de los huevos? Ah, suerte tienes con estar bajo la salvaguardia de la lámpara que sirvo, y con llevar al dedo ese anillo lleno de virtudes saludables. De no ser así, ya hubiera entrado tu longitud en su anchura". Y dijo Aladino, estupefacto e inmóvil contra el muro: "Oh efrit de la lámpara, por Alá que no es mía esta petición, sino que se la sugirió a mi esposa Badrú0l-Budur la santa vieja, madre de la fecundación y curadora de la esterilidad". Entonces se calmó de repente el efrit y recobró su acento acostumbrado para con Aladino, y le dijo: "Ah, lo ignoraba. Ah, está bien ¿Con que es esa criatura la que aconsejó el atentado? Puedes alegrate mucho, Aladino, de no haber tenido la menor participación en ello. Pues has de saber que por ese medio se quería obtener tu destrucción y la de tu esposa y la de tu palacio. La persona a quien llamas santa vieja, no es santa ni vieja, sino hombre disfrazado de mujer. Y ese hombre no es otro que el propio hermano del magrebín, tu enemigo exterminado. Y se asemeja a su hermano como media haba se asemeja a su hermana. Y cierto es el proverbio que dice: "El hermano menor de un perro es más inmundo que su hermano mayor, porque la posteridad de un perro siempre está bastardeándose". Y ese nuevo enemigo, a quien no conoces, todavía está más versado en la magia y en la perfidia que su hermano mayor. Y cuando, por medio de las operaciones de su geomancia, se enteró de que su hermano había sido exterminado por ti, y quemado por orden del sultán, padre de tu esposa Badrú'l-Budur, determinó vengarle en todos vosotros, y vino desde el magreb aquí disfrazado de vieja santa, para llegar hasta este palacio. Y consiguió introducirse en él, y sugerir a tu esposa esa petición perniciosa, que es el mayor atentado que se puede realizar contra mi amo supremo, el rokh. Te prevengo, pues, acerca de sus proyectos pérfidos a fin de que los puesdas evitar ¡Uassalam!" Tras de haber hablado así a Aladino, desapareció el efrit.

Entonces Aladino, en el límite de la cólera, se apresuró a ir a la sala de las noventa y nueve ventanas en busca de su esposa Badrú'l-Budur. Y sin revelarle nada de lo que el efrit acababa de contarle, le dijo: "Oh Badrú'l-Budur, ojos míos. Antes de traerte el huevo del pájaro rokh, es absolutamente necesario que oiga yo con mis propios oídos a la santa vieja que te ha recetado ese remedio. Te ruego, pues, que envíes a buscarla con toda urgencia y que, con pretexto de que no la recuerdas exactamente, te hagas repetir su prescripción, mientras yo estoy escondido detrás del tapiz". Y contestó Badrú'l-Budur: "Por encima de mi cabeza y mis ojos". Y al punto envió a buscar a la santa vieja.

En cuanto ésta hubo entrado en la sala de la bóveda de cristal, y cubierta siempre con su espeso velo que le tapaba la cara, se acercó a Badrú'l-Budur...

En este momento de su narración, Scheherazada vio aparecer la mañana y calló discretamente.

En la 774a noche

Ella dijo:
"... En cuanto ésta hubo entrado en la sala de la bóveda de cristal, y cubierta siempre con su espeso velo que le tapaba la cara, se acercó a Badrú'l-Budur, Aladino salió de su escondite, abalanzándose a ella con el alfanje en la mano, y antes de que pudiese decir: "¡Bem!", de un solo tajo le separó la cabeza de los hombros.

Al ver aquello, exclamó Badrú'l-Budur, aterrada: " Oh señor Aladino ¡Qué atentado acabas de cometer!" Pero Aladino se limitó a sonreír y por toda respuesta se inclinó y cogió por el mechón central la cabeza cortada y se la mostró a Badrú'l-Budur. Y en el límite de la estupefacción y del horror, vio ella que la tal cabeza, excepto el mechón central, estaba afeitada como la de los hombres, y que tenía el rostro prodigiosamente barbudo. Y sin querer asustarla más tiempo, Aladino le contó la verdad con respecto a la presunta Fatmah, falsa santa y falsa vieja, y concluyó: "Oh Badrú'l-Budur, demos gracias a Alá, que nos ha librado para siempre de nuestros enemigos" Y se arrojaron ambos en brazos uno de otro, dando gracias a Alá por sus favores.

Y desde entonces vivieron una vida feliz con la buena vieja, madre de Aladino, y con el sultán, padre de Badrú'l-Budur. Y tuvieron dos hijos hermosos como la luna. Y a la muerte del sultán, reinó Aladino en el reino de China. Y de nada careció su dicha hasta la llegada inevitable de la Destructora de delicias y Separadora de amigos.

Y después de contar así esta historia, Scheherazada dijo: "Y esto es, oh rey afortunado, cuanto sé acerca de Aladino y la lámpara maravillosa. ¡Pero Alá es más sabio!" Y dijo el rey Schahriar: "Admirable es esta historia, Scheherazada". "En este caso, oh rey, permite a tu esclava Scheherazada que te cuente la historia de Kamar y de la experta Halima". Y el rey Schahriar exclamó: "¡Desde luego, Scheherazada!" Pero ella sonrió y contestó: "Está bien, oh rey, pero antes de revelarte el valor que tiene la admirable virtud de la paciencia y hacerte esperar, sin cólera contra tu servidora, la suerte llena de felicidad que Alá destina a tu raza por mediación mía, quiero contarte en seguida lo que nos transmitieron nuestros padres los Antiguos sobre el medio de adquirir la verdadera ciencia de la vida" y dijo el rey: "Oh hija de mi visir, date prisa a indicarme el medio de hacer esa adquisición, pero ¡Oh scheherazada! ¿Cuál es la suerte que Alá, por mediación tuya, destina a mi raza, si no tengo posteridad?" Y dijo Scheherazada: "Oh rey, permite a tu servidora Scheherazada que no te hable todavía de lo que ha pasado de misterioso en las veinte noches de silencio que tu bondad le ha concedido para reposar de una indisposición, y en las cuales se ha revelado a tu servidora el esplendor de tu destino". Y sin añadir nada más a este respecto, Scheherazada, la hija del visir, dijo:...



Y es así como en la 774a noche Scheherazada, dando por finalizada la historia de Aladino, continúa manteniendo viva la curiosidad de su rey, y salvando la propia existencia una noche más... pero truncaré la 774a noche en este punto porque es junto aquí donde una nueva historia de Las mil y una noches comienza...

 
 

7 comentarios:

  1. ¿Este es el cuento tal y como aparece en el libro? :)

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  2. Correcto. Es el original de "Las mil y una noches" sin censuras, completo aunque dividido en varios posts del blog debido a la extensión.
    Gracias por comentar y leer.

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  3. "Y es así como en la 774a noche Scheherazada, dando por finalizada la historia de Aladino, continúa manteniendo viva la curiosidad de su rey, y salvando la propia existencia una noche más... pero truncaré la 774a noche en este punto porque es junto aquí donde una nueva historia de Las mil y una noches comienza..." fue agregado por mí para cerrar el relato ya que ahi comenzaba una nueva historia

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  4. :) gracias por subirlo.. lo busque mucho!

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  5. De nada!! Me da mucha alegría que lo encontraras

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  6. graciasssssssssssssssssssssssss me sirvio mucho el cuento no loo encontraba en ninguna parte

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    1. De nadaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa jajajajaja Que bueno saber que te sirvió :D

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